Comentando que se hacía la noche de fin de año, mi tía me dijo que ella de joven nunca fue al baile ni oyó las campanadas de las 12 uvas, entonces lo que estilaba era ir a 'LA HORA SANTA' y consistía en despedir el año en la iglesia rezando la última media hora del año y la primera media del siguiente. Esta costumbre desapareció cuando D. Marcelino tomó el relevo como cura párroco a D. Francisco y la razón no fue otra que la del descenso de asistentes, según mi tía no superaban la docena y casi siempre eran los mismos. Mi abuelo, que era asiduo de este evento, termino por referirse a los asistentes como 'Los últimos de Filipinas...' y si que fueron los últimos.....