Es curiosa la perfecta alineación entre la Iglesia y el molino, el único que nos quedaba en nuestro pueblo. La verdad es que es un monumento de nuestro pasado del que nadie se ha preocupado por lo que ha acabado como ha acabado. A ver si este tipo de cosas no vuelven a ocurrir, porque si encima de que tenemos poco patrimonio no lo conservamos mal vamos...