Y ya que estamos sobre las dos ruedas, y sin menoscabo del esfuerzo del ciclista de la foto, debo reconocer que las cuestas ya no se suben como antes. Con una 'bici' con dieciocho marchas y sobre un asfalto tan bien rematado, francamente, se va muy bien. Cuando la bicicleta tenía una corona y un sólo piñón, y los pedales se reducían al eje ( no había pedales ), la cuesta Perejón o cualquier otra del entorno, con sus baches y chorreros, tierra suelta o barro, y cantos (piedras) por todos los lados, la subida se hacía un poco más 'pina'. Ya sabemos que las etapas de las vueltas ciclistas son largas y las cuestas se suben cuando los ciclistas están exhaustos; pero con una máquina maltrecha, después de estar todo el día en la faena agrícola ( sin especificar), subías la cuesta andando y te lo agradecía el cuerpo. Algunos la subíamos, pero dependía de la faena, del cuerpo y del día.