Grimores, me gusta la perspectiva de esta foto porque desde donde estabas situado has cogido la dos casas de mis abuelos, tanto maternos como paternos.
Ahora sabemos que los críos pueden nacer en cualquier sitio: desde una patera a un hospital. Los de mi tiempo pensábamos que todo lo que fuera no nacer en casa era una extravagancia y nacer en un barco era cosa de los cuentos. Si por casualidad, lo soñabas, no se te ocurria contarlo por las consecuencias. Grimores, después de convertir la casa de Joaquín y Carmen en la proa de un ferry, me ha llevado, sin querer, a esa pesadilla. Por esa ventana de la amura de babor vi la primera luz hace 53 primaveras. ¡Qué cosas!
Perdona Jose María que te haya recluído en un espacio vital tan estrecho para tu nacimiento, porque además seguro que serías de esos muchachos que nacen grandotes como luego se corroboró. Pero es que a veces las panorámicas tienen pequeñas imperfecciones sobre todo cuando se hacen justo en una esquina de una calle. Pero la intención es lo que cuenta... ¡Felicidades...!