Casa del Sastre fue fundada en 1907 por Lino Martínez, vío su explandor con Manuel Martínez "El Sastre" hoy después de CIEN AÑOS sigue abierta por sus sucesores. Esta negocio es unos de los pocos centenarios que quedan en nuestro pueblo.
Aunque este negocio, y otros que aún están abiertos, existan, el concepto de "comercio tradicional al por menor" que representan esta ya extinto. Las grandes superficies y las áreas comerciales los están desplazando. Hemos ganado en variedad de productos y posiblemente en precios, pero hemos perdido en cordialidad y familiaridad en el trato así como en cercanía.
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A media mañana del jueves la tienda que veis en la foto estaba llena. La hija del dueño, que trabajaba como dependienta en el negocio familiar, se sintió indispuesta.
Su madre, que ya sabía de eso, pidió a una clienta que avisase a Pilar con urgencia. Después llevó a la hija hasta la cama más cercana, que era la suya, y en la que 27 años antes había nacido la dependienta.
Felipa vio a Pilar subiendo hacia la calle de las Procesiones. ‘¿Dónde vas con esas prisas?’, le preguntó ‘A casa de Isabel’ fue la respuesta. Felipa sintió que el corazón le daba un vuelco.
En aquella habitación había cuatro personas llorando. Tres de felicidad: Felipa, Isabel, la madre de Natividad la dependienta y la cuarta en el lloro, que era yo, estaba colgando de los brazos de Pilar, la partera.
Felipa, mi tía abuela, a quien le gustaba contarme esta historia al final añadía: ‘Que sol hizo ese día de aquel invierno del 62′.
Hoy hace 50 años de eso, quien lo diría.....
Su madre, que ya sabía de eso, pidió a una clienta que avisase a Pilar con urgencia. Después llevó a la hija hasta la cama más cercana, que era la suya, y en la que 27 años antes había nacido la dependienta.
Felipa vio a Pilar subiendo hacia la calle de las Procesiones. ‘¿Dónde vas con esas prisas?’, le preguntó ‘A casa de Isabel’ fue la respuesta. Felipa sintió que el corazón le daba un vuelco.
En aquella habitación había cuatro personas llorando. Tres de felicidad: Felipa, Isabel, la madre de Natividad la dependienta y la cuarta en el lloro, que era yo, estaba colgando de los brazos de Pilar, la partera.
Felipa, mi tía abuela, a quien le gustaba contarme esta historia al final añadía: ‘Que sol hizo ese día de aquel invierno del 62′.
Hoy hace 50 años de eso, quien lo diría.....