Llega el verano, y nada mejor que una refrescante y nutritiva merienda, un POZO, hecho de: tomate, cebolleta, bonito, aceite de oliva (de La Guardia) sal y una pizca de pimentón. Todo esto se pica menudo y se pone directamente en una oreja de un pan redondo, que antes previamente se le ha retirado la miga del centro y se reserva para tapar el pozo, una vez que esté con el relleno dentro. Esta merienda es de las más tradicionales del verano en nuestro pueblo, sobretodo para los niños.
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El pozo era otra cosa. Daba igual que fuera verano o invierno, pero debemos recordar que los tomates sólo los veíamos cuando los hortelanos guardiolos los vendían en la plaza, o sea en verano; así que si querías comerte uno en otra época había que hacerse un viajecito, tazón en mano, a la tienda (locales muy pequeños, pero abundantes) y comprar el tomate de bote y, de paso, el escabeche: de siempre se le ha llamado así al bonito escabechado. Y si entrabas en la tienda y no había nadie... ¡¡ A despachar !!